Senderismo Tenerife: tres días en La Gomera

Ángel Rodríguez Perestelo, delegado de la sección de Senderismo Tenerife, había hecho una prospección profunda de la isla de La Gomera para que todo saliera a la perfección. ¡Y así fue!

El grupo, formado por 28 compañeros y compañeras tinerfeños, se lo pasó en grande durante los tres días intensos de senderismo en la tercera isla más pequeña de las islas Canarias, que destaca por sus escarpadas montañas volcánicas con numerosos senderos.

Primera toma de contacto

El miércoles 13 de septiembre llegaron en barco al puerto de Vueltas, en Valle Gran Rey. Allí, un autobús los llevó hasta el inicio de su primera excursión: la cascada de Arure. La mayor parte de la ruta transcurre a la vera del mismo cauce que recorre el barranco, y no son pocas las ocasiones en las que se necesita cruzar de un lado a otro ayudándose de cantos rodados o un puñado de juncos bien dispuestos. Después de la excursión, repusieron fuerzas en un restaurante típico en la playa.

Senderismo, fiestas populares y potaje típico

Al día siguiente salieron de Chipude, donde se alojaban, para hacer la ruta hasta Alajeró. Se trata de la segunda etapa de peregrinaje en el Camino de Santiago entre Volcanes en La Gomera, que pasa por la Ermita de Nuestra Señora del Buen Paso. Coincidía que ese era el día de la Bajada de la Virgen del Buen Paso, una de las fiestas populares de referencia en el verano gomero. Durante las fiestas en honor a Nuestra Señora La Virgen del Buen Paso, abandona su santuario para visitar la Iglesia de El Salvador en el casco antiguo del municipio (Ayuntamiento de Alajeró). Nuestros compañeros y compañeras se unieron a la bajada, y por la tarde se lo pasaron en grande bailando en la plaza del municipio, donde tuvo lugar un gran baile amenizado por el Grupo Acorde y Fernando Martín. Más tarde les esperaba Sonia, en su precioso hotelito, con un potaje de berros con gofio (típico de La Gomera) para reponer fuerzas.

Día de contrastes: del verde al rojo

El viernes se dedicaron a recorrer el parque nacional de Garajonay, con bosques densos de helechos y árboles cubiertos por musgo, declarado espacio natural protegido en 1981, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1986, y Reserva de la Biosfera en 2012. En la ruta hacia Las Creces destaca el verdor y los líquenes que genera el constante alisio, que impregna estas cumbres de humedad y frescura, y propicia la milagrosa existencia de estas espléndidas y misteriosas selvas, últimos vestigios supervivientes de los ancestrales bosques subtropicales que hace millones de años poblaron el área mediterránea. Durante la ruta, y tal como cuenta Ángel, “respiramos profundamente y recargamos cuerpo y espíritu de esta fecunda naturaleza, así como la retina de sus maravillosas imágenes”. El día finalizó en El Cepo (Agulo), una visita roja y desértica, desde donde disfrutaron de unas vistas majestuosas del Teide, con la sensación de poder abrazarlo. Últimas horas de paisaje lunar gomero con los compañeros y compañeras de la Soci.

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