Mar Rojo: bucear, comer y descansar…

La sección Activitats Subacuàtiques Catalunya llevó a cabo su viaje grande de la temporada, que llevó a la guerrilla de buceadores y buceadores catalanes hasta el brazo de mar del océano Índico, entre África y Asia, conocido como Mar Roig . Nos lo explica la compañera Elisa Ibáñez Anguera:

          Nos hemos animado a realizar un viaje al Mar Rojo para disfrutar de nuestra pasión, el buceo. Una estancia que se puede sintetizar en: ‘bucea, come, descansa’, en analogía con el libro de Elizabeth Gilbert y la conocida película de Julia Roberts, ‘Eat, Pray, Love’. Porque esto es lo que hicimos principalmente, echarnos al agua, recuperar fuerzas comiendo, y reponer por los diferentes rincones del barco.

          Mucha gente, incluso buceadores accidentales, me preguntan: “¿y no es muy pesado hacer 3 o 4 inmersiones al día?”. La respuesta es que no. ¿Cómo puede cansarte hacer lo que más te gusta en un lugar idílico, con todas las facilidades y en tan buena compañía?

          Las aguas del Mar Rojo son calmadas y cristalinas y puedes encontrar una gran biodiversidad. En el parque natural del Ras Mohammed hay más de 400 especies de coral, de las que a simple vista puedes identificar decenas por su variación en forma, tamaño y color.

Bucear entre tiburones

Los últimos minutos de cada inmersión suelen estar por encima del coral, a muy poca profundidad, y la sensación es de estar sobrevolando paisajes de ciencia ficción, casi mágicos.

          Y en estos arrecifes se encuentran infinidad de especies de peces, desde los conocidos ‘peces payaso’ (el Nemo de Pixar) a tiburones de punta blanca, raíes, morenas gigantes, pacíficas tortugas, peces piedra y peces cocodrilo perfectamente camuflados, peces globos con miradas retadoras, bailarinas españolas que salen de noche a desplegar su vestido rojo…

          Difícil de expresar en palabras la belleza del fondo marino, la serenidad que transmite, la vinculación emocional con un medio a priori inhóspito por el ser humano, pero que te acoge y te rodea y te hace olvidar de todo lo demás.

Buques sumergidos

En las aguas egipcias también podemos encontrar barcos hundidos con restos de los que llevaban cuando naufragaron después de embarrancar en los arrecifes. El ‘Thistlegorm’ era un carguero de la armada británica que dos bombarderos alemanes interceptaron en 1941, y que se encuentra en muy buen estado de conservación, pudiéndose visitar sus bodegas, llenas de cientos de motos, tanques, camiones e incluso vagones de tren.

          El Million Hope, derrumbado en 1996, con sus 174 metros de eslora y su grúa industrial todavía de pie es realmente espectacular. O los innumerables inodoros y bañeras que dejó desperdigados la desintegración del Yolanda, después de que una tormenta en 1981 le hiciera chocar con los arrecifes.

          Todos estos elementos artificiales han permitido a algas, corales y peces crearse un nuevo hábitat, y suelen ser inmersiones espectaculares, consideradas de las mejores del mundo.

Comer y descansar

¿Y qué hay del ‘come y descansa’? Pues después de cada inmersión, una comida. Desayunos abundantes y saludables, comidas con variedad de platos locales egipcios o de cocina internacional, y una merienda para chuparse los dedos, con zumos tropicales para tomar en cubierta mirando la puesta de sol.

          Éste es sin duda uno de los momentos estelares del día. Ver cómo el sol se esconde en el horizonte, sobre la línea del mar turquesa, con el viento despeinándote despreocupadamente mientras compartes risas, historias, confidencias con el resto de compañeras y compañeros…

          Una semana se hace corta, pasa volando y querrías que no acabara nunca… Nosotros ya contamos los días hasta el próximo viaje: ¿se anima?

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