Josep Romeu, delegado de la sección, nos hace un resumen sobre cómo fue la salida por tierras tarraconenses.

Hemos empezado una nueva temporada visitando, la Bodega del Sindicato Agrícola de Sant Isidre de Nulles, en el Alt Camp. El edificio, ubicado en las afueras del casco urbano, es una de las obras más bellas del arquitecto Cèsar Martinell, el más célebre de los arquitectos agrarios catalanes y uno de los máximos exponentes del movimiento modernista. La monumentalidad de la fachada justifica plenamente el apelativo de Catedral del Vino.

El edificio empezó a construirse en 1919 y, gracias a la tenacidad y determinación de los campesinos de Nulles, que después de trabajar los campos por la mañana, por la tarde ayudaban en su construcción, se pudo empezar la campaña de la vendimia del año siguiente, en septiembre de 1920.

Como queda patente, la bodega es la historia del esfuerzo de un pueblo para sacar adelante un sueño. Un anhelo de esperanza casi imposible después de la gran desolación que causó la plaga de la filoxera.

Durante la visita, se nos explicó todo el procedimiento desde que la uva se descarga en las tolvas, pasa por las prensas neumáticas y finalmente se deposita en las tinas donde fermentará para convertirse en vino.

Al terminar, se nos invitó a una cata de dos vinos (un Macabeo joven y un Xarel·lo Rojo brisado) y un cava Adernats Brut Nature, acompañados de frutos secos y pan con aceite de la DO Siurana.

Después de la visita, fuimos en autocar hasta Masmolets para degustar una tradicional “calçotada” en el restaurante Cal Ganxo, donde, como siempre, nos prepararon un comedor exclusivo para nuestro grupo. Buenos “calçots”, muy buen ambiente y mejor compañía.