El 22 de octubre, un grupo de Gent amb experiència salió en autocar hacia el Pallars Jussà, donde durante dos días participaron en la cosecha de aceitunas, asistieron a una exploración nocturna del Universo desde el Observatorio del Montsec, pernoctaron en el Monestir de les Avellanes, y finalizaron el recorrido en el pueblo de Penelles para contemplar los murales artísticos de sus calles.
La primera parada es en Sant Martí de Barcedana, un pequeño pueblo donde hacen la cosecha de aceitunas de forma artesanal. Con el guía Ivan Caelles, ingeniero agrónomo y productor de aceite virgen extra, inician el recorrido por el terreno de los olivos, viendo cómo hacen caer las aceitunas y las recogen, y van siguiendo todo el proceso del prensado hasta la salida final del aceite verde. “Ivan, junto con la gente del valle de Barcedana, ha conseguido recuperar fincas hermas de olivos abandonados en el éxodo rural de los años 60-70, potenciar las variedades autóctonas de aceitunas del Pallars Jussà, y crear ERM, Aceite de oliva de montaña”, comenta Antoni Buisán, miembro de la sección.
Después de una gustosa cata de productos y de una copiosa comida, se dirigieron hacia el Monestir de les Avellanes, donde pudieron pasear por el claustro y realizar un recorrido por el espacio que rodea al monasterio. «A las 19.30 h empezamos a cenar un menú astronómico de cocina de vanguardia, interactivo y creativo relacionado con el Universo», comenta Antoni. Ya por la noche, se dirigieron al Centro de Observación del Universo. Como llovía, pudieron ver la sesión del planetario, pero no la observación a cielo abierto, que sustituyeron por proyecciones explicativas.
Al día siguiente, después del desayuno, realizan la visita guiada al monasterio y su entorno. Fundado en 1166 por orden de monjes premostratenses, actualmente lo habitan los Hermanos Maristas, que en 1910 compraron el monasterio y abrieron sus puertas.
La última visita fue a Penelles, conocido por ser el pueblo con más murales por habitante de toda Catalunya. “Realmente sorprenden los 150 murales esparcidos por las paredes y fachadas del pueblo, tanto por las dimensiones de algunos de ellos como por la calidad de la mayoría. Cada año se presentan artistas internacionales que quieren dejar plasmada su obra, pero que previamente tendrán que pasar por una rigurosa selección”, concluye Antoni.
Un exquisito menú en el Castell del Remei pone el punto final a este magnífico viaje de contrastes.